Tres hombres encapuchados ingresaron a un domicilio el domingo, a plena luz del día, en Orán. Una madre junto a sus dos hijos y la abuela sufrieron golpes por parte de los delincuentes.
Una jornada dominguera que no olvidarán nunca, o al menos por mucho tiempo. Cerca de las 15, en barrio Sur, una barriada oranense más conocida como “el barrio de adelante” dado que se encuentra en el ingreso a la ciudad, golpearon la puerta de la vivienda. Un menor de 13 años atendió con el cuidado de siempre: abrió apenas como para ver quién era y sintió un fuerte golpe que lo tiro para atrás. Tres delincuentes fuertemente armados y encapuchados ingresaron gritando “dónde está la plata”. Era el comienzo de una pesadilla para una familia en Orán.
En el interior del domicilio estaba la dueña de casa, de 35 años, junto a su madre y sus dos hijos, un varón de 13 y una nena de 7. En diálogo con El Tribuno, totalmente acongojada la mujer manifestó: “Tengo mucho miedo por mis hijos, vivimos momentos de mucho terror, mientras los tipos nos apuntaban con las armas yo trataba de cubrir a mis hijos, tenía y sigo teniendo pánico que les pase algo”. Tres de los cuatro delincuentes ingresaron a la casa y uno, a bordo de una camioneta doble cabina color blanco, se quedó haciendo de campana.
Uno de los tres asaltantes portaba una escopeta, los otros dos armas cortas. A los gritos pedían saber dónde estaba el dinero. Agarraron a la dueña de casa, la mujer de 35 años, le dieron un culatazo en uno de sus ojos y la golpeando en distintas partes del cuerpo, brazos y piernas, hasta que la víctima cayó al suelo a raíz de los golpes recibidos. La levantaron y la llevaron a una de las habitaciones de la casa, mientras que a los menores y a la abuela los encerraron en el baño.
El calvario sufrido por la familia duró cerca de media hora. Los delincuentes exigían el dinero mientras les apuntaban con sus armas de fuego, y además de golpear a la mujer de 35 años también violentaron con la culata del arma a la abuela y al menor de 13 años. En determinado momento los niños rompieron en llanto y uno de ellos ingresó, al igual que su madre, en un estado de pánico y conmoción. Luego de encerrar a toda la familia los delincuentes revolvieron toda la casa.
Al borde de la muerte
Sin poder pensar con claridad y aturdida psíquicamente con lo que estaba sucediendo en su casa junto a su familia, la mujer sostuvo que nunca recordó dónde había guardado el dinero, pero que sin embargo y tras revisar cada rincón de la vivienda los asaltantes encontraron $200.000. También se llevaron los celulares y dos televisores. Con el dinero en su poder, uno de los delincuentes ingresó a la pieza donde estaba la mujer y le dijo: “Tengo que hacer mierda a alguno, si no no nos pagan. Así que quedate quieta”.
La ataron de pies y manos con un cinto y cinta de embalar, la tiraron a la cama y le pegaron otro culatazo. “Gracias a Dios no perdí la conciencia”, dijo. La víctima también contó que en un momento que estaba junto a sus hijos y a su madre el ladrón que tenía la escopeta apuntó a su hija, e inmediatamente su madre corrió el caño del arma y le dijo “con mi hija no te metás”, provocando la ira del delincuente.
Con la plata encima y otros elementos los tres asaltantes salieron rápidamente de la vivienda y se subieron a la camioneta doble cabina sin patente. Consternada, la mujer reaccionó y se sacó la cinta de las manos, apretó la alarma que tiene en su casa y salió corriendo afuera. Le avisó lo ocurrido a un vecino, quien llamó al Sistema de Emergencias 911. Varios de los vecinos de esa zona tienen cámaras de vigilancia en sus domicilios y al parecer los efectivos ya tendrían las imágenes y habrían reconocido el vehículo en que se fugaron los ladrones.
Ninguno de los tres tenía tonada rara que indicara que son de otro lugar, el que golpeó en varias oportunidades a la dueña de casa era el que estaba más nervioso mientras duró el robo, otro de los delincuentes trataba de poner calma. Se sospecha que los asaltantes sabían del dinero guardado por la mujer, lo primero que hicieron fue pedir la plata sin prestar atención a otros objetos que pudiera llevar. Los efectivos norteños tienen otro grave delito por el que responder y hasta el momento no hay sospechosos.
Tras la inacción, vecinos ya no quieren denunciar
Después del violento suceso de inseguridad sufrido por una familia en el barrio ubicado en el acceso sur de San Ramón de la Nueva Orán, los vecinos de la zona y de la ciudad norteña no tardaron en dar su punto de vista reclamando, una vez más, mayor seguridad. “Queremos prevención para los oranenses, no puede ser que vivamos así”, dijeron.
En el barrio donde aconteció el asalto los hechos delictivos venían siendo marcados por los denominados “motochorros”, sin embargo en el último tiempo se sumaron violentos asaltos que incrementaron la inseguridad en esa zona.
Una de las situaciones que preocupa en Orán es la decisión de los vecinos de no denunciar los distintos delitos que sufren. “No sirve de nada, porque a pesar de hacer la denuncia después no tenemos respuestas por parte de la Policía, la inacción es total y nos termina ganando”.
Según las personas, en la ciudad no se distinguen los sectores más o menos peligrosos, “es algo general, porque así como puede pasar en zonas marginales la inseguridad también se sufre en el centro de Orán y sus alrededores”. Hace algunos días una docente fue arrastrada algunos metros por un motochorro que intentó llevarse su cartera, el hecho ocurrió frente a la Municipalidad.
Una situación que no es nueva en Orán y el norte provincial en general, pese a la negativa de reconocer la problemática por parte de las autoridades, los hechos de inseguridad se siguen sucediendo.