Desde el año pasado vive en estas condiciones y quiénes la hicieron no aparecieron a solucionar el problema.
Gisel, mamá de tres niños, es salteña y compró una casita prefabricada porque ya no podía seguir pagando alquiler. Hizo mucho sacrificio junto a su esposo y los terminaron estafando.
En mayo del año pasado cumplió su sueño de tener la casa propia, pero lamentablemente nada salió como ella esperaba. Desde ese momento y hasta la actualidad los encargados de construirla le dan vueltas para solucionar varios problemas que tiene la casa.
“Me entra agua por todos lados. Todas las veces que llueve nos pasa lo mismo, entra agua por los lugares. Las maderas están rotas, mal clavadas, los cables son un peligro porque están a la vista”, subrayó la mujer.
Fuente: Quepasasalta