“Cada mes es peor que el anterior”; con esa contundente frase, Juana contestó a la pregunta que le realizó El Tribuno sobre cuál es la situación de su almacén. Después de un largo período trabajando en una finca tabacalera, Juana decidió emprender su propio negocio y puso un quiosco es zona sur.
Desde hace 12 años administra su pequeño negocio, que le dio la posibilidad de tener su casa y mantener su familia. “Acá hay que trabajar todos los días”, comenta la mujer. Y agrega: “La situación está cada día más fea porque la gente va perdiendo la capacidad de comprar”.
El almacén de Juana es similar al de cientos de negocios de barrio que existen en la ciudad. En una recorrida de El Tribuno por despensas de zona sur, sus dueños expresaron la compleja situación que están atravesando, donde la gente ya dejó de hacer compras grandes y solo llevan lo que necesitan en el día.
Algo que es generalizado, el dejar de lado la costumbre histórica que tenían los almacenes de barrios y es el fiado. Durante años está práctica de micropréstamo, que era una salvación para los vecinos, fue desapareciendo hasta quedar totalmente descartada.
“Antes de la pandemia fiábamos más, pero eran otros tiempos porque ahí se conservaban los precios. Ahora damos fiado a los que son clientes desde hace mucho, son pagadores y cancelan la deuda en dos o tres días”, explicó Franco, que maneja una verdulería en barrio Periodista.
Ya nada tiene que ver la confianza de un comerciante con sus clientes. El tradicional fiado, que era característico en las despensas barriales, desapareció porque ningún dueño de almacén está dispuesto a absorber el costo de la actualización de la mercadería que es semanal.
“Yo no dejé de fiar por una cuestión de desconfianza, sino porque la mercadería se actualiza todas las semanas. Si yo fío solo lo puedo hacer por unos días y a muchos no les sirve, entonces por eso decidí dejar de hacerlo. Sé que la situación de la gente es complicada, pero lo hago para evitar problema”, expresó Daniel, del Intersindical.
Otra costumbre que se está dejando de lado son las grandes compras. Las pequeñas despensas barriales viven casi del “menudeo”. Sus clientes dejaron de comprar alimentos para la semana y ahora llevan lo justo. Esa situación complica a los almacenes, ya que la rotación de sus productos lleva más tiempo.
“Antes la mercadería me duraba una semana o tal vez menos y ahí salía reponer. Ahora tardo más y a veces hay productos que llegan a la fecha de vencimiento y los tengo que poner en oferta para no perderlos. La gente solo compra lo que lleva en el día, gastan cada vez menos dinero y vienen con lo justo”, aseguró Andrea, del Bancario.
Otro problema con el que tienen que lidiar todos los días es con los permanente cambio de precios. Todos los negocios consultados explicaron que las remarcaciones son semanales porque les es imposible sostener un el precio de un producto por más tiempo. Eso los lleva a tener que buscar precios permanentemente en los mayoristas.
“Yo salgo casi todos los días a buscar mercadería porque aprovecho las promociones que tienen los mayoristas. Un día es la leche, otro los fiambres, otro los productos de limpieza y así todas las semanas. Ya no se puede hacer una gran compra en un solo mayoristas, hay que buscar ofertas”, finalizó Juan, que con más de 12 años en el rubro, tiene todavía fe de que la situación en Argentina mejore.
Fuente: Eltribuno