El exmandatario negó rotundamente haber golpeado a Yañez, atribuyendo el hematoma que se le observa en una foto difundida a un tratamiento estético contra las arrugas y no a un acto violento.
La entrevista al expresidente se dio en un formato de narrativa, no se citaron textuales, ya que el exmandtario debe cumplir con un presunto acuerdo que tiene con el diario español El País, a quien le dio las primera declaraciones.
Según el medio, Fernández argumentó que Yañez enfrenta graves problemas psíquicos y que su fragilidad emocional fue explotada por ciertos sectores para desprestigiarlo. Según sus declaraciones, estas acusaciones son parte de una operación mediática impulsada por algunos medios de comunicación, aprovechando la situación delicada de Yañez.
Adermás, el expresidente comentó sobre la difícil situación personal que atraviesa, mencionando que la difusión de estas fotos lo afectó profundamente, al punto de considerar la posibilidad de quitarse la vida. Fue su hijo, Tani Fernández, quien lo persuadió de no tomar esa decisión, recordándole que su muerte sería interpretada como una admisión de culpa.
Sin embargo, una médica clínica consultada para la nota aseguró que el hematoma en la axila de Yañez no parece ser el resultado de una simple sujeción, sino más bien de un golpe.
Fernández mencionó que tiene conversaciones con la madre de Yañez, en las que compartían su preocupación por el alcoholismo de ella. Además, planteó preguntas que, según él, deberían ser consideradas antes de aceptar las acusaciones: “Si soy un golpeador, ¿por qué se sometió a un tratamiento de fertilidad para que tuviéramos un hijo? ¿Por qué no hay un solo testimonio de alguien a quien ella le hubiera contado del alegado maltrato?”.
En el artículo, se detalla la secuencia de eventos que condujo a la denuncia de Yañez. Según él, la investigación del juez Julián Ercolini sobre la contratación de seguros de reparticiones estatales, en la que estaba implicado Héctor Martínez Sosa, esposo de la secretaria histórica de Fernández, María Cantero, llevó al hallazgo de las fotografías que Yañez habría enviado a Cantero, junto con un relato de los golpes que recibió. Este hallazgo contradice la afirmación de Fernández de que Yañez nunca había mencionado los supuestos maltratos. Sin embargo, para el blog, resulta llamativo que Yañez compartiera esta información íntima con una amiga de Fernández, con quien no tenía una relación cercana.
Ercolini, al encontrar estas pruebas, armó un legajo aparte y lo envió a la oficina encargada de casos de violencia de género en la justicia federal, que respondió que no se podía identificar quién habría golpeado a la mujer.
El juez informó de la situación a Juan Pablo Fioribello, abogado de Fernández y de Yañez en ese momento, quien se habría comunicado con Yañez el 27 de junio para preguntarle si quería hacer la denuncia, en un caso que es de instancia privada. La respuesta de Yañez fue negativa, y el juez archivó el expediente. Sin embargo, el caso apareció en la tapa de Clarín el domingo 4 de agosto, en una nota que describía la situación como un escabroso caso de corrupción y violencia.
Según Fernández, Fioribello le avisó que el periodista que preparaba la nota para Clarín lo había consultado sobre el tema. Fernández se lo comunicó por mensaje a Yañez, para que no la sorprendiera la publicación. Sin embargo, la sorpresa fue para él. Yañez lo llamó a las cinco de la mañana desde Madrid, informándole que había recibido una oferta de 3 millones de dólares para denunciarlo ante la Justicia y participar en un documental sobre el caso. “¿Qué me vas a ofrecer vos?”, le preguntó Yañez, según el relato del expresidente.
“No tenés que explicarme nada. Mi esposo atendió a Fabiola y yo conozco toda la verdad”, habría sido la respuesta de Barrancos, según la nota.
“El esposo de Barrancos es el médico acupuntor Eduardo Moon, una de las personas que Fernández contempla citar como testigos de concepto en la causa judicial”, suma el articulo.
El texto afirma que Barrancos, “en un chat con científicos escribió que ‘estoy en condiciones de asegurar fehacientemente que nunca A.F. agredió físicamente a F. Ella arrastra una compleja situación psíquica, a lo que se unió su adicción alcohólica. En realidad, si hay algo que imputarle a Alberto fue su agregada incapacidad de quebrar ese vínculo tóxico (sic). Lo casi trágico es que ahora está obligado a las dolorosas pruebas de la enfermedad de su pareja. Por supuesto los buitres y las hienas se hacen un festín. Ercolini se toma toda la venganza por la
denuncia de Alberto a raíz de su encuentro glamoroso con Lewis y otros sátrapas. ¿Recuerdan?”.
El exmandatario también citó a su ex esposa Marcela Luchetti y a Vilma Ibarra, con quienes compartió varios años de su vida, señalando que no existe un solo episodio que las vincule a acusaciones de maltrato por su parte. Fernández añadió que una amiga de Yañez lo contactó para expresarle su preocupación por las historias falsas que circulan sobre el tema y estaría dispuesta a testificar a su favor en la causa judicial.
En cuanto a la investigación, el expresidente señaló que está dispuesto a aportar como testigos a custodios y personal de seguridad que, según él, podrían desmentir la versión de que Yañez estuvo retenida contra su voluntad en la casa de huéspedes de la residencia presidencial.
El hostigamiento no se detuvo
A pesar de las medidas restrictivas, el expresidente Alberto Fernández continuó con enviándole mensajes desde su teléfono y el de terceras personas, según denunció Fabiola Yañez nuevamente ante la Justicia.
El martes de la semana pasada, a las 19.47, Fernández fue notificado de las restricciones que el juez Julián Ercolini le imponía en el marco de la causa por violencia de género contra su expareja. Le prohibió acercarse a menos de 500 metros de donde ella esté, y le ordenó “que cese en los actos de perturbación o intimidación que, directa o indirectamente, realice hacia Fabiola Andrea Yañez, tanto en el espacio analógico como en el digital”.
Sin embargo, no cumplió. Yañez manifestó ante la fiscalía que los días 6 y 7 de agosto, con la causa penal en curso y las medidas restrictivas dictadas por el juez, el expresidente continuó escribiéndole en tono amenazante e intimidatorio.
De comprobarse esto, Fernández podría sumar una nueva causa penal por el delito de desobediencia.
Fuente: El tribuno