La mujer agredida era pareja de un ex policía detenido por narcotráfico, quien planificó todo para matarla porque ella le había anunciado que ya no quería seguir con la relación. El ataque se produjo en una visita privada.
El 17 de enero pasado, después del mediodía, Oscar Luna, un preso federal intentó llevar a cabo un plan macabro para asesinar de una cuchillada a quien era su pareja, luego de saber que ella no quería continuar con la relación. Durante una visita íntima la atacó, pero gracias a un milagro sus intenciones se vieron frustradas.
Todo sucedió en las instalaciones del Complejo III Noa, en General Güemes. Allí, luego de almorzar en privado, el acusado, un ex policía con una causa por narcotráfico quiso degollar a la mujer y por milímetros no le alcanzó la arteria carótida. Celos, cartas y un último pedido fueron la antesala de un plan macabro que develó graves falencias en la seguridad de la unidad penitenciaria.
Para la familia de la mujer atacada fue un milagro, mientras que para los guardias del Servicio Penitenciario Federal el hecho fue otro papelón de magnitud, del cual no saldrán ilesos, pues la justicia muy pronto materializará las responsabilidades de los mismos en una causa penal.
Oscar Luna, no soportó saber que su novia iba a terminar con la relación y antes del ataque indagó si esa decisión tenía que ver con otro hombre en la vida de su novia, pero no consiguió las respuestas que esperaba.
De acuerdo a lo que Informatesalta pudo conocer, el ataque de Luna, ya sabía que era la última vez que vería a la víctima, quien le adelantó que no quería seguir con la relación. Según lo declarado por la mujer, primero se mostró molesto pero después dijo aceptarlo. Eso, al menos, fue lo que ella creyó.
La última cita
Tras crear ese ambiente de confianza, Luna, muy sigilosamente, le propuso a su novia, verse por última vez. Esto surgió no sólo de los dichos de la mujer, sino de las cartas que el ex policía le mandaba. Con frases reflexivas, le pedía, rogaba, un último encuentro íntimo, el que fue planificado para el 17 de enero pasado, cuando se produjo el brutal ataque.
Apenas ingresaron al cuarto, acondicionado con una cama de dos plazas, colchón sin sábanas y una pequeña silla. La víctima llevo un envase plástico con la comida, dos vasos y una botella de coca cola, alimentos que compartieron mientras tenían su última charla.
La conversación, inevitablemente, se desvió a las razones del rompimiento, oportunidad en la que Luna mostró su peor cara. “Si no sos mía no sos de nadie”, fue la frase que antecedió a una maniobra inesperada para la mujer agredida.
Luna, quien había llegado armado a la cita, sacó un cuchillo sin mango y le lanzó a su novia una cuchillada que le abrió el cuello, aunque no fue lo suficientemente profunda como para perforar la arteria carótida. No obstante, causó una profusa hemorragia.
Al verse ensangrentada, la mujer reaccionó a tiempo, se trabó en lucha con Luna, logró que se desprendiera del cuchillo y grito por ayuda. En razón de segundos, los guardias ingresaron y retomaron el control. Luna fue esposado y trasladado a su celda, sin lograr su cometido. El plan, para fortuna de la víctima, no resultó.